18 de mayo, 2022

La consagración de Rusia y de Ucrania al Inmaculado Corazón de María une a Fátima y al Vaticano una vez más

Francisco renovó el Acto de Consagración de Rusia y de Ucrania, en unión con toda la Iglesia, por la Paz en el mundo como pidió Nuestra Señora del Rosario en Fátima en 1917

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Carmo Rodeia

El 25 de marzo, el Papa Francisco consagró Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, en una celebración realizada simultáneamente en el Vaticano y en Fátima, donde estuvo presente el cardenal Konrad Krajewski, enviado del Papa.

Ante miles de peregrinos, que participaron presencial o telemáticamente en la celebración, con una sola intención de paz en el corazón, el legado pontificio repitió 13 veces la palabra “Paz”, el mismo número de veces que la palabra “Madre”, a quien se dirigía la súplica de este acto de consagración de Rusia y Ucrania, países en guerra desde el 24 de febrero: “Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, a ti recurrimos en esta hora de tribulación”.

La consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María está directamente relacionada con las apariciones de Fátima, en 1917. Según el relato hecho por la Hermana Lucía y validado por la Iglesia Católica, la Virgen María reveló a los tres pastorcitos, Francisco, Jacinta y Lucía, que la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón, y su devoción, conducirían al fin de la guerra y consecuentemente a la Paz.

“La guerra atroz que se ha infligido a muchos, y que hace sufrir a todos, causa miedo y angustia en cada uno. Vivimos dentro de nosotros un sentimiento de impotencia e incapacidad”, afirmó el Papa Francisco.

El Papa también dijo que “no son suficientes las garantías humanas” y que es necesaria “la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el resentimiento y devuelve la paz al corazón”.

Las personas por sí solas, dijo, no pueden “resolver las contradicciones de la historia” o las del corazón humano, por lo que necesitan de la “fuerza sabia y gentil de Dios”.

“En unión con los obispos y los fieles del mundo”, Francisco deseó “llevar al Inmaculado Corazón de María todo lo que estamos viviendo, renovarle la consagración de la Iglesia y de toda la humanidad y consagrar a él, en particular, al pueblo ucraniano y al pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como a una madre».

En el Acto de Consagración, Francisco advirtió de la negligencia “de los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones”: “traicionan los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos enfermamos de codicia, nos cerramos en los intereses nacionalistas, nos dejamos secar por la indiferencia y paralizarnos por el egoísmo”.

El Papa también consideró que los hombres habían olvidado “la lección de las tragedias del siglo pasado”. “Perdemos el camino hacia la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de muertos en las guerras mundiales. […] Hemos desgarrado con la guerra el jardín de la Tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que quiere que seamos hermanos y hermanas. Nos volvemos indiferentes a todos y todo, excepto a nosotros mismos. Y, con vergüenza, decimos: "¡Perdónanos, Señor!", declararon el Papa Francisco y el cardenal Konrad Krajewski, frente a la imagen de Nuestra Señora, a quien encomendaron la facultad de "deshacer los nudos de nuestro corazón y desatar los nudos de nuestro tiempo».

«Borra el odio, calma la venganza, enséñanos el perdón; líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear; […] muestra al pueblo el camino de la fraternidad”, son algunos de los llamamientos dejados en esa oración.

En Cova da Iria, la celebración de consagración fue introducida por el presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa y obispo de Leiria-Fátima, D. José Ornelas, quien declaró la unión del prelado portugués con el gesto solicitado por el Santo Padre, el pasado día 15 de marzo. “En comunión con el Santo Padre Francisco, estamos reunidos en este lugar donde la Madre Celestial nos invita a la conversión, a la oración por la paz y nos revela su Corazón Inmaculado como refugio y camino hacia Dios. [...] Unidos con el pueblo ucraniano, que en estos días recibe la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima, y ​​en esta hora oscura de la historia del mundo, dejémonos atraer por la luz que irradia de su Corazón Inmaculado, y oremos para que ella escuche nuestra oración y nos alcance del Corazón misericordioso de nuestro Dios el don de la Paz y de la concordia”, exhortó Monseñor José Ornelas Carvalho.

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